El
13 de marzo del 2013 Bruno Chaouat, académico especialista en estudios
judaicos, realiza una crítica del último libro de Judith Butler "Parting
Ways: Jewishness and the Critique of Zionism" (aún no traducido al
español) en el blog Désordres
Philosophiques del
periódico francés Le Monde.
La crítica de Chaouat se
centra en la utilización que Butler haría de Emmanuel Lévinas para construir
una posición en contra de Israel.
A continuación le
presentamos el texto integral traducido por primera vez al español:
Debate : ¿Judith
Butler o Lévinas traicionado ?
En este post, el
bloguero invitado Bruno Chaouat
académico en los Estados Unidos critica en francés e inglés el último libro de
la filósofa Judith Butler dedicado al sionismo y el judaísmo. Judith Butler,
filósofa americana, profesora de literatura comparada en una universidad de
California en Berkeley, es una “figura de proa” en los estudios de género (que
analizan la cultura bajo el ángulo de la diferencia sexual). Por otra parte,
sostiene una posición pro-palestina sobre el conflicto del Medio Oriente,
reivindicando su judicidad. Recientemente una polémica emanada de la comunidad
judía alemana ha rodeado la entrega del premio Adorno a Butler, el 11 de
septiembre del 2012 en Frankfurt (Alemania). En la tribuna presentada a
continuación, Bruno Chaouat, un académico francés, académico en Estados Unidos
reflexiona sobre la lectura que Judith Butler lleva a cabo de la filosofía de
Emmanuel Lévinas en su última obra aún no traducida al francés. Una tribuna que
convocará, esperamos, una (o muchas) repuestas.
Judith Butler y su
crítica a la razón sionista.
La filósofa americana
Judith Butler, conocida por sus polémicos trabajos sobre la teoría de género
(El Género en Disputa), doctor honoris causa de la Universidad Paris 7,
recientemente dedicó una recopilación de textos de una ardiente actualidad
sobre la identidad judía y el
sionismo (Parting Ways :
Jewishness and the Critique of Zionism, Columbia University Press, 2012, que se
podría traducir Cada uno por su
lado: Judicidad y la Crítica del
Sionismo). Este libro continúa el debate entre la filósofa y el presidente de
la Universidad de Havard, Lawrence
Summers, sobre el tema de la campaña de boicot de Israel. La académica
americana ya había sufrido las implicaciones de ese debate en su libro
anterior, Precarious Life. Desde la publicación de su
último libro, Butler intenta calmar las acusaciones de “auto-odio judío”, e
incluso de antisemitismo, que se multiplican desde su abierta posición pública
a favor de la campaña de boicot de Israel y de un Estado Binacional.
Parting Ways por
una parte relata el conflicto interno entre la autora y su identidad judíay la
existencia del Estado de Israel, entre una ética de la judicidad (distinta al
judaísmo) y una aberración geopolítica basada en la soberanía judía sobre
Palestina. De manera más profunda, la tesis de Butler es que la judicidad,
identidad que ella define como deconstrucción de la identidad, y por
consecuencia de sí misma, tiene
una función crítica en relación al sionismo, el cual define como una desviación
identitaria en relación a una judicidad ideal, más allá de la identidad. Para construir ese “Ideal de ego judío”, que es una deconstrucción
de la identidad, el esencialismo y cualquier determinante genealógico, Butler
se apoya sobre una constelación de pensadores de la judicidad europea: Martin
Buber (convocado, sobre todo, para sus posiciones en favor de un estado
Binacional), Emmanuel Lévinas, Walter Benjamin, y Hannah Arendt, entre otros.
Por otra parte, Butler
invoca en su crítica al teórico del orientalismo, Edward Saïd, especialmente
su último libro, Freud and
the Non-European. Texto donde
Saïd inscribe al último Freud, ese del Moisés y la Religión Monoteísta, en la
causa palestina. La tesis de Saïd, y que Butler expone al borde de la
admiración, es que si la última idea de Freud fue exponer que Moisés fue un
Egipcio, un extranjero, significaría que la identidad judía se
fisura desde su comienzo
Una palabra aberrante.
Esas contorciones
teóricas y conceptuales no serían nada más que un fastidioso reciclaje de
evidencias de la deconstrucción y del posmodernismo cliché, si no fuera porque Butler, en su
apasionado antisionismo, comete un error con respecto a las dos éticas
hermenéuticas en su investigación académica. En efecto, en las páginas
dedicadas a Lévinas, la filósofa trata de reconciliar la fidelidad de éste con
Israel con su ética del Otro y resolver su propia disonancia cognitiva:¿La
hospitalidad infinita - el
mandamiento "No matarás", que se lee en el rostro del otro hombre- pueden ser compatibles con la
política, y especialmente con los “crímenes” de Israel, la masacre de
Sabra y Chatila, en 1982?. Se pregunta Butler.
La pregunta es
legítima, se le preguntó lo mismo a Lévinas en una entrevista
radiofónica realizada por Shlomo Malka y Alain Finkielkraut en una radio
comunitaria judía en Francia al día siguiente de los eventos de Sabra et
Chatila. Butler hace referencia a la transcripción de esta grabación para
ajustar cuentas con el Lévinas “malvado”, el Lévinas sionista (“identitario”,
“particularista” o “trival”), en contraposición al Lévinas “bueno”, filósofo de
la alteridad y de la responsabilidad ilimitada por el otro, que encarna
ese ideal del yo judío butleriano.
Para establecer esta
equivalencia entre sionismo y racismo colonial, piedra angular de su argumento,
Butler hace decir a Lévinas lo que jamás dijo, al menos en la entrevista a la
que ella remite al lector (nota 24, p. 227, y p. 39), a saber que los
Palestinos no tienen “rostro” (“faceles”, palabra que ella pone entre comillas,
lo que sugiere que es de Lévinas). Ese pronunciamiento constituiría una
transgresión grave contra el insondable edificio ético construido por Lévinas a
partir del final de la Segunda Guerra Mundial hasta su muerte. Pero en ninguna
parte Butler se refiere a la fuente -ya sea en el original en francés ("Israel: éthique et
politique,“ Les Nouveaux Cahiers, 71 [1982-83]: 1-8) o en la
traducción al inglés realizada por el experto en Lévinas Seán Hand- donde no
aparece la palabra –“sin rostro” [“faceless”] (ver The Lévinas
Reader, A Critical Edition, Oxford, Blackwell Publishers 1989,
289).
La inferencia lógica, en
la que se basa explícitamente Butler, sería si el rostro del otro hombre
mandado a no matar tendría el derecho de matar a los Palestinos, como
Butler le hace decir a Lévinas seres "sin rostro”. Si Lévinas hubiese
dicho esto, sería evidencia de una complicidad estructural entre el sionismo y
el racismo colonial, mucho peor. Los lectores y seguidores de Lévinas a ambos
lados del Atlántico y los investigadores siguen preocupados por la autenticidad
de las fuentes, tienen derecho a exigir una rendición de cuentas y demandar
a Judith Butler y a su prestigiosa editorial (Columbia University Press)
suministrar las pruebas de que Lévinas nunca ha dicho una palabra tan aberrante
como "los palestinos no tienen rostro".
Es irónico que la
entrevista de Shlomo Malka y Finkielkraut se cerrara con un comentario
talmúdico por parte de Lévinas, donde éste último se refiere a un versículo de
Números que sugiere que es más grave calumniar a un ser humano que calumniar a
la Tierra Santa. Judith Butler se habría beneficiado de la lectura al pie de
letra de esta entrevista sobre Sabra y Shatila, que ha inventar lo que pensaba
de su espíritu.
Versión original (en francés e inglés)
Traducción: Paloma Ahumada R.
Enlaces
relacionados:
Parting Ways : Jewishness and the Critique of Zionism de Judith Butler en Google Books
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