A continuación se presenta la respuesta
de Judith Butler al artículo de Bruno Chaouat publicado en Le
Monde el 21 de marzo del 2013.
¿Lévinas traicionado?. La respuesta de Judith Butler
Espero clarificar aquí algunas de las
frases que han ocasionado cierta inquietud. Ellas se encuentran en mi libro
recientemente publicado, Parting Ways : Jewishness and the Critique of
Zionism (Columbia University Press, 2012). Y que al parecer se
publicará en francés por la Editorial Fayard en el otoño del 2013. La frase que
causó confusión comienza así, (página 23): “Seguro, él [Lévinas]
declaró en una entrevista que el Palestino no tenía rostro…”. En el texto,
inserté un pie de página que conduce a la traducción inglesa de esa entrevista
publicada en francés bajo el título “"Israël, éthique et politique,
entrevista con S. Malka (con Alain Finkielkraut)", Les Nouveaux
Cahiers, n° 71, 1983, p. 1-8
En mi libro hay otra formulación que
también suscitó una atención crítica:
“Para Lévinas, la prohibición de la
violencia está limitada a aquellos cuyos rostros producirían una exigencia
según mi reflexión, y por lo tanto esos “rostros” están diferenciados en virtud
de su campo religioso y cultural. Eso abre entonces una pregunta para saber si
hay alguna obligación de preservar la vida de esos que aparecen “sin rostro”
según esta visión, o quizás, para extender esta lógica en virtud al hecho de no
tener rostro, no apareciendo en lo absoluto. Aún no hemos visto un estudio del
“sin rostro" en Lévinas …” (p.39)
Primero quiero clarificar el hecho que
a la vez “rostro” y “sin rostro” como se
utiliza anteriormente no son citas de Lévinas, pero los términos están entre “comillas” para
subrayar la dimensión figurativa de estas locuciones. El
rostro en la obra de Lévinas no denota el rostro literal, sino más bien una
exigencia que es ejercida por el otro, de no matar. Aquella demanda puede ser
vinculada por un sonido o un silencio, pero no está restringida al rostro
literal del otro. El segundo término, " sin rostro ", tampoco
es una cita, sino mi propia invención lexical destinada a interrogar en cuáles
condiciones el "rostro" opera como un imperativo ético primero y preponderante
y en qué momento se vuelve secundario o, de hecho, es reducido en provecho de
otros fines éticos o políticos. Las comillas cuadradas dobles [" francés
"] hoy son empleadas regularmente en inglés para las expresiones no
literales, las formulaciones irónicas y las invenciones lexicales.
Espero clarificar la razón por la cual
formulé el primer enunciado a partir de la entrevista radiofónica realizada en
septiembre de 1982, después de las matanzas de Sabra y Chatila. Pero precisemos
primero el Lévinas, que según mi punto de vista, propone una filosofía
ética crucial para la comprensión del potencial de convivencia entre Israel /
Palestina, no dijo, que los Palestinos eran por naturaleza o por
definición sin rostro. No es su posición y no es mi interpretación de
su posición. Mi argumento es más bien que la prohibición de asesinar ("no
matarás en absoluto "- “Tu ne tueras point “ ) que es
encarnada e incluso dirigida por "le Visage " es interrumpida o suspendida cuando, según Lévinas, se vuelve necesario matar
en autodefensa o en defensa de los que son cercanos : el “prochain”. En
estas condiciones, el "rostro" no es más que
la modalidad ética primera del Otro. Cuando el otro llega a ser el "enemigo", un
sentido del Otro cambia, y por consiguiente la eminencia ética del rostro, la
prohibición del asesinato, también es puesta en cuestión.
La cita frecuentemente más discutida en
esa entrevista es el siguiente:
"Shlomo Malka : Emmanuel
Lévinas, usted es el filósofo del "otro". ¿Acaso la historia, la
política no es el mismo lugar del encuentro del "otro", el
"otro" para el Israelí, no es primero el Palestino? "
Lévinas responde:
“Mi definición del otro es
completamente diferente. El otro, es el prójimo, no necesariamente el cercano,
pero el cercano también. Y en aquel sentido, siendo para el otro, usted
es para el prójimo. ¿ Pero si su prójimo ataca a otro prójimo o es injusto con
él, qué puede hacer usted?. Allí, la
alteridad toma otro carácter, allí, en la alteridad, puede aparecer un enemigo,
o por lo menos allí se plantea el problema de saber quién tiene razón y quién
tiene la culpa, quién es justo y quién es injusto. Hay personas
que están equivocadas.”
¿Cómo comprendemos esta situación en la
cual “la alteridad toma otro carácter”?. Aquí, Lévinas especifica la manera en la cual la
exigencia ética transmitida por “el rostro” (entendido como lo que transmite la
prohibición de asesinar) a veces debe ser anulado por una demanda ética de
compensación. Él se refiere a “un Estado con un ejército y armas, un
ejército que puede tener una significación disuasiva, y si es necesario
defensiva. Su necesidad es ética: es en efecto, una vieja idea ética que
precisamente dicta defender a nuestros semejantes. Mi pueblo y mis
semejantes, son entonces mis cercanos, aún más, son mis prójimos. Se defiende
al prójimo cuando se defiende al pueblo judío; cada judío en particular defiende
al prójimo cuando él defiende al pueblo judío.” (p. 4)
La comprensión de la "alteridad" a
la cual remite la pregunta de Shlomo Malka es claramente la del "rostro" interpretado
cómo comunica una primera obligación ética relativa al otro, anunciada por la
interdicción del homicidio ("El rostro es lo que no se puede matar ")
Esta prohibición, sin embargo,
encuentra su límite para Lévinas bajo las condiciones donde la defensa de sí o
la defensa de los otros que son los prójimos se vuelve éticamente o
políticamente necesaria. Cuando él dice que “la alteridad toma otro
carácter”,
en la primera cita de más arriba, sostiene que el rostro como modalidad primera
de la ética es suspendida cuando la alteridad aparece precisamente como enemistad [enmity]
– la prohibición del asesinato no se sostiene de manera absoluta. Este punto no
es nuevo; Lévinas lo ha reiterado una multiplicidad de veces: Defensa de sí y
defensa de otros limita el mandamiento de no matar. Eso quiere
decir que el rostro no agota toda relación ética con el Otro – cuando el Otro
asume este “otro carácter”,
la defensa de sí y la defensa de los otros adquieren la prioridad ética.
Levinas parece decir que este es un momento en el cual lo ético cede el paso al
político:
“No creo en absoluto que la
responsabilidad tuviera límites, que la responsabilidad del ‘yo’ tuviera
límites. El yo, lo repito, jamás se ha liberado hacia otro. Pero pienso, y hay
que también decirlo, que todos esos que nos atacan de manera tan brutal no
tienen el derecho y que, por consiguiente, hay ciertamente al lado de este
sentimiento de responsabilidad ilimitada un sitio para una defensa, porque no
se trata siempre del ‘yo’, sino de mis cercanos que son mis prójimos. A esta
defensa le doy el nombre de política pero de política éticamente necesaria. Al
lado de la ética, hay lugar para la política”.
No es fácil saber si la política
desplaza a la ética, si la defensa del yo es una antigua obligación ética o si
la política es en sí misma éticamente necesaria y sin una representación. Y sin
embargo, en la respuesta a Shlomo Malka, él aclara que la obligación ética
de defenderse y de defender a los otros que son los “prochain”
es funcional al rival, lo que a veces predomina sobre la noción “estando para
el otro”.
Mi lectura es que en estas condiciones, el Otro no se significaría
principalmente como el rostro, pero como enemigo. Cuando una población,
considerada como enemigo en ese sentido particular, es destruida por un poder
militar, esa población se vuelve efectivamente “sin rostro” en esas condiciones
– o esa es al menos mi conclusión interpretativa.
Así, los Palestinos no están por
naturaleza “sin rostro” pero sólo se construyen así, diría, en las
condiciones de enemistad estipuladas por Lévinas. Esta provisoria ausencia de
rostro del enemigo se aplicaría a todo enemigo conforme a las
condiciones instituidas por Lévinas, no solamente a los Palestinos o su
liderazgo. Desde luego, esta visión rodea la importante pregunta de saber
cuáles responsabilidades son las que tenemos cada uno de nosotros con respecto
al enemigo y si debemos preservar en la idea paradójica del "rostro del
enemigo" para responder plenamente a esta obligación.
Aunque permanezca endeudada con
la filosofía ética de Lévinas para gran parte de mi propio
pensamiento sobre las obligaciones de proximidad, no estoy de acuerdo con todas
sus conclusiones políticas. De hecho, tiendo a ampliar su noción del “rostro” más
allá del dominio de política, y así no trazar una línea entre lo ético y el
político de la misma manera que él a veces hace. En mis lecturas, procuro
reforzar la prescripción ética significada por " el rostro" – la que
levanta la prohibición contra la violencia – hasta la esfera política para
entender mejor el potencial de una política de la no violencia – aún en, o
especialmente en, el corazón de la enemistad.
Traducción: Paloma Ahumada R.
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